Cuánta razón tiene Henri Bergson, cuando asienta en su libro La risa, publicado por la Editorial Espasa-Calpe, España, 1973, páginas 14 y 15, que no hay nada cómico fuera de lo que es propiamente humano. No nos reímos jamás de un paisaje, de un animal o de un sombrero. Podrán ser hermosos, agradables, sublimes, insignificantes o feos, pero jamás

risibles. El ser humano es el único animal que ríe y que hace reír. La risa es humana, pues, demasiado humana.

Por ello, siempre he pensado que el ser humano que es incapaz de reír está desaprovechando lastimosamente una de las principales virtudes del genero humano que lo distinguen de los animales irracionales y que, por lo tanto, es menos humano.

Reír, entonces, es de humanos; pero claro que no de todos los humanos, sino únicamente de aquéllos que saben vivir la vida con seriedad, pero también con alegría y con el prisma del buen humor que los lleva incluso a saber reírse de ellos mismos. Hay que desconfiar de quienes no ríen nunca o que cuando lo hacen tienen una risa muy parecida a la hiena.

Viví con un hombre, mi padre, que supo reír siempre, con una risa franca y agradable, aun en momentos difíciles. De allí que, desde la infancia, he buscado lecturas que me nutran, pero también lecturas que me inviten a reír, pues la risa bien entendida es un bálsamo y una fiesta para el espíritu, y es en todo caso una de las mejores terapias individuales y colectivas. Lo que es más: la risa tiene una función y significación social importantísimas.

Hay quienes se empeñan en llorar, otros en silbar y otros en reír. Yo procuro reír y hacer reír a los que estimo ya los que amo, porque la risa es fuente de alegría y sabiduría, y por lo tanto garantía de buena vida.

Hay quienes se desviven hablando de enfermedades propias y ajenas. Yo prefiero hablar de lo que de bondad y cómico tiene la vida.

Hay quienes se viven tejiendo intrigas. Yo persigo tejer sonrisas.

Hay quienes cuentan chismes. Yo cuento anécdotas.

Hay quienes coleccionan frases amargas. Yo colecciono frases ingeniosas.

Por esa razón, acudo a Arthur Bloch, especialista en sistemas que se ha dedicado a profundizar en la filosofía de la vida, la fuerza del sí y del no, la ley del karma, las leyes de la moral, las leyes de la naturaleza y en toda clase de leyes, y que ahora con su libro Ley deMurphy para abogados, editado por Diana, en México en el año 2001, se asoma a los

tribunales y a la profesión legal para hacernos reír con su recopilación de leyes, de nuestros defectos y puntos débiles, al igual que lo hace con los de los médicos en otro libro similar.

Al hacerlo, lo hago con todo respeto y cariño por mi profesión y mis colegas, protestando bajo palabra de decir verdad que no se esconde en mí una insana intención, sino que aflora .a muy sana intención de pasar un rato agradable en compañía de ellos y de Arthur Bloch.

He aquí las anunciadas leyes:

Las cosas se pueden hacer a prueba de tontos, pero no se pueden hacer a prueba de clientes. (Naeser)

El cliente que paga menos es el que se queja más. (Drew)

Las llamadas más persistentes tienen que ver con los asuntos menos importantes. (Matsui)

El diez por ciento de sus clientes le proporcionará el noventa por ciento de sus problemas. (Mendelson)

El derecho a ser escuchado no implica automáticamente el derecho a ser tomado en serio. (Humphrey)

Si usted pospone su testamento el tiempo necesario, ya no lo necesitará. (Schaffer)

Detrás de toda gran fortuna hay un delito. (Balzac )

Si usted es bueno, se le asignará todo el trabajo. Si usted es extraordinariamente bueno, se le despedirá del trabajo. (Owens)

Ningún documento podrá leerse con claridad después de las 4:40 pm del viernes. (Jerome)

Después que se ha invertido una hora para corregir una frase, alguien sugerirá que se elimine el párrafo completo. (Kiffi)

En cualquier documento, el error más insigne pasará desapercibido. (Moore)

La omisión más desastrosa no será percibida sino hasta que todas las partes hayan firmado. (Culbert)

Donde exista un testamento, existirá un abogado. (Sanderson)

Primero diga «no», después negocie. (Helga)

Una pregunta estúpida puede arruinar toda una hora de excelente interrogatorio. (Gilbert)

Los chistes del juez siempre son graciosos. (Bloom)

Su peor derrota será contra un abogado que aprendió leyes en un curso por correspondencia. (Mendelson)

Cuando un cliente le pregunta tres veces si usted en verdad cree en su inocencia…es culpable. (Murphy)

Ningún abogado exitoso contesta personalmente sus llamadas. (Willis)

Es más importante la calidad del abogado que la calidad del negocio. (Willis)

Los seguros cubren cualquier cosa, excepto cuando sucede. (Muller)

Nunca confié en un abogado que diga que se le acaba de ocurrir algo. (Mishlove ).

Entre más veces cambie de abogado un cliente, peor irá su caso. Gross)

Toda ley decretada en más de cincuenta palabras contiene al menos un recoveco legal. (Polis)

La proliferación de nuevas leyes genera una proliferación de nuevos recovecos legales. (Cooper)

Ni la vida, ni la libertad, ni posesión alguna, de ninguna persona, está a salvo cuando los legisladores sesionan. (Jacquin)

Si la ley está de su lado, apóyese en ella. Si los hechos están de su lado, apóyese en ellos. Si ninguno de ellos está de su lado, apóyese en la mesa. (Powers)

Cuando esté en problemas, enrédelo todo ( Halgren)